Escondemos cuchillos en nuestra sangre
Dios nos cría y le sacamos los ojos
Un niño muerto no requiere padre
Con las lágrimas grapadas en el rostro
Escondemos cuchillos en la sangre
Con las venas obstruidas por oprobio
Escondemos cuchillos en la sangre
Sentimos el cosmos como impropio
Escondemos cuchillos en la sangre
El mundo es un órgano emuntorio
Escondemos cuchillos en la sangre
Para cortar la fina integridad de nuestras brumas humanistas
Y volar y llover lejos de ese mar donde la mortalidad equivale a la incidencia
(Donde la mortalidad pesa sobre nuestra conciencia, donde la mortalidad obedece a la obediencia.)
Ocultos en lo mas recóndito
escondemos cuchillos en la sangre
ignorando el sentimiento apócrifo
escondemos cuchillos en la sangre
cuando podremos escapar del meconio
escondemos cuchillos en la sangre
Escondemos cuchillos en la sangre para sajar la crisálida mortuoria y encontrar la belleza en el ocaso de la esperanza
Escondemos cuchillos en la sangre para dejar de arrastrar nuestro propio cadáver por el desierto del absurdo cotidiano
Escondemos cuchillos en la sangre para cortar nuestra reciproca sentencia de muerte, escrita en el lenguaje de los amos
Escondemos cuchillos en la sangre para romper los límites de nuestro mundo y expresar nuestro sentir en sonido.
Escondemos cuchillos en la sangre para que al morir podamos levantar la cabeza y gritar “que un día estuve vivo, yo un día estuve vivo”
Sabemos que los cuchillos pueden clavarse en nosotros
Que nuestros cuerpos alimentaran al monstruo
Que el camino el camino es largo y el final dudoso
Que el suelo está cada vez más fangoso
Queremos saber que arrimaremos hombro
Porque Sisifo sonríe, sonríe jocoso
Y si hoy morimos, mañana seremos otros, mañana seremos otros.