Cuando nadie te quiera, cuando todos te olviden,
volverás al camino donde yo me quedé;
volverás como todos con el alma en pedazos
a buscar en mis brazos un poquito de fe.
Cuando ya de tu orgullo, no te quede ni gota
y la luz de tus ojos se comience a apagar;
hablaremos entonces del amor de nosotros
y sabrás que mis besos, los que tanto desprecias
van a hacerte llorar.
Cuando nadie te quiera, cuando todos te olviden
y el destino implacable quiera ver tu final;
yo estaré en el camino donde tu me dejaste
con los brazos abiertos y un amor inmortal.
Porque quiero que sepas, que no sé de rencores
y través de mi madre me enseñé a perdonar
y una vez que conozcas mis tristezas de amores,
aunque tu no quisieras, aunque nadie quisiera,
me tendrás que adorar.